Por la capitalización de una empresa se entiende invertir en ella todo o parte de las ganancias que ha generado o dinero proveniente de un tercero.
De esta forma el negocio recibe más capital y puede crecer y aumentar su rentabilidad, por lo que es algo fundamental para el buen funcionamiento de cualquier negocio.
Formas de capitalizar una empresa
Para aumentar el capital de una empresa y conseguir un mayor crecimiento de la misma existen diferentes formas de hacerlo en función de las posibilidades y preferencias de los administradores o propietarios.
Reinvertir las ganancias propias
La primera opción y lo ideal es invertir las ganancias que ha generado el negocio. Reinvertir las ganancias ayuda a las empresas a expandir la producción, aumentar la calificación crediticia y la competitividad.
Hay diferentes formas de capitalizar la empresa mediante la reinversión de las ganancias propias:
- Añadir nuevas líneas de productos o servicios.
- Ampliar la empresa.
- Actualizar los materiales, bienes e instalaciones.
- Invertir en otras empresas.
- Invertir en bolsa o en fondos de inversión.
A veces reinvertir las ganancias no es posible porque no es suficiente para conseguir los objetivos fijados o por otras situaciones. Entonces es necesario recurrir al capital externo.
Ahorro en una cuenta bancaria
El ahorro en una cuenta corriente bancaria puede generar intereses anuales que sirvan como capital para la empresa.
Esta opción es más lenta ya que los intereses no suelen ser muy altos pero también es segura y evita acudir a la financiación bancaria con su alto coste en intereses.
Cada año irá creciendo la cantidad de dinero depositado en la cuenta y también los intereses que genera por lo que puede ser una opción viable a largo plazo.
Créditos bancarios
La alternativa más habitual de financiación es acudir a una entidad financiera para solicitar un crédito.
Esta opción tiene algunas desventajas, como que la cuantía concedida va a depender del perfil de la empresa y sus beneficios. Además, los intereses suelen ser muy altos, lo que podría representar pérdida de ganancias.
Tipos de capitalización
Para saber qué forma de capitalización empresarial es más rentable es importante conocer los tipos de capitalización que existen y se aplican a la mayoría de productos financieros.
Capitalización simple
La capitalización simple basa su cálculo en una fórmula no acumulativa. Esto quiere decir que los intereses generados con el capital inicial no se añaden a la cuantía para el cálculo de los intereses del siguiente período, siempre se generan con el capital inicial.
Este tipo de capitalización es la que suele utilizarse para el cálculo de los créditos hipotecarios.
Un ejemplo de cálculo sería: si contamos con un capital inicial de 1.000 euros con una tasa de interés del 7% durante un año, realizaríamos esta operación: 1.000 x 0,07 x 1, que nos diría que al terminar el año habríamos creado 70 euros de intereses. Ahora, si sumamos este importe al capital inicial obtenemos el capital final: 1.000 + 70 =1.070 euros. Al año siguiente volvería a utilizarse para calcular los intereses el importe de los 1.000 euros puesto que en este tipo de capitalización no se incluyen los intereses generados en períodos anteriores.
Capitalización compuesta
La principal diferencia de este tipo de capitalización respecto de la anterior es que en la capitalización compuesta se incluyen los intereses productivos. Esto quiere decir que los intereses generados por el capital inicial se van sumando a ese importe para la generación de los rendimientos de los periodos posteriores.
Este tipo de capitalización es la que se utiliza en muchos productos financieros, como los fondos de inversión, productos de seguro de capital diferido y planes de pensiones.
Si utilizamos el mismo ejemplo anterior para calcular los intereses en capitalización compuesta el resultado del primer año será el mismo que con la capitalización simple. Sin embargo, al incluir los intereses generados el primer año para el cálculo de los intereses del segundo, este nuevo periodo será más beneficioso si se calcula mediante capitalización compuesta.
Por ello, si los productos donde se va a invertir tienen una duración inferior a un año será más beneficioso optar por la capitalización simple, para los casos en que el periodo sea un año el resultado es el mismo con cualquiera de ellas y si es superior la elección más rentable es la de la capitalización compuesta.
La capitalización de una empresa consiste en invertir dinero propio o ajeno en ella para que pueda continuar creciendo y mejorar su rentabilidad. Existen diferentes modos de hacerlo, aunque lo más habitual es reinvertir las ganancias, ahorrar en una cuenta bancaria o solicitar un crédito. Para elegir la opción más adecuada donde invertir es importante saber que en los productos con capitalización simple los intereses siempre se calculan con el capital inicial mientras que en la capitalización compuesta los rendimientos generados en un periodo se incluyen en el capital utilizado para el cálculo de los intereses del siguiente.